Tambillo es parroquia rural e insular del cantón San Lorenzo del Pailón, ese dinámico pueblo que lleva el nombre del santo aquel que murió quemado a órdenes del Imperio Romano en el año 258. Dícese que este santo escondió el Santo Grial, la copa usada por Jesús en la última cena.
Tambillo tiene 1 857 ciudadanos vinculados en 371 familias y un millón de esperanzas, pero también tiene el dolor de la falta de un sistema de eliminación de basura que lo asfixia, que lo ahoga en el pasado.
La basura común puede interpretarse como biomasa, materia orgánica originada en un proceso biológico, espontáneo o provocado, utilizable como fuente de energía. La biomasa de la madera, residuos agrícolas y estiércol es una fuente sustentable de biocombustibles, glicerina, jabón o abono.
La población de Tambillo requiere asimismo de un proyecto que le permita transformar su basura en energía, allí donde no sabe eliminarla. La tecnología al servicio de la alquimia social que el país requiere en los lugares más recónditos e inaccesibles de nuestra geografía.