“Así define Zaratustra al individuo”. En su obra más conocida, un libro que ya no necesito leer pues ahora lo estoy viviendo una y otra vez con la crisis del covid-19 que envuelve al mundo, todo esto mientras paso encerrado en casa. Pero de alguna manera me agrada porque al experimentar una época similar al relato, sin duda es una de las experiencias para ser consciente de lo miserable que puede llegar a ser la vida.
El superhombre del cual nos relata el famoso autor Nietzsche es el futuro deseado por cada individuo, pero esos individuos siguen enredados en la mediocridad de la vida cotidiana. ¿Cuál es la razón? fácil, la sociedad no sabe mirar más allá de sus ojos y tropieza en varias ocasiones en los mismos conflictos y siempre los problemas se repiten contantemente y no aprendemos a superarlos ni sobrellevarlos. Quién nos asegura que detrás de la pandemia del coronavirus no existirá otra, detrás de una catástrofe habrá la siguiente, pero apuesto mi vida a que siempre habrá alguien sacando provecho en los tiempos más revueltos.
De listos, egocéntricos, narcisistas el mundo está repleto. Para los demás mortales “incluido yo” han construido un mundo similar a las de las de películas de ficción, nos han tapados los ojos para que no podamos mirar a los lados. Por eso cuando pasan los peligros volvemos a las mismas andanzas, ya que resulta más fácil olvidar la muerte que el hambre. “El humano, demasiado humano” dice Zaratustra haciendo referencia que la meta está ahí delante y no nos percatamos que nosotros somos los que tiramos del carro.
Es triste decir que nos falta mucho para llegar al “Superhombre” de Zaratustra, nos falta ser críticos con nosotros mismos, no se puede negar que algunos viendo la realidad hipócrita acaban renunciado de sus cargos.
Hombre, bestia o superhombre, es la decisión que cada uno debe tomar con inteligencia.