Increíblemente, en los tiempos actuales, parece ser que la psicología, la filosofía y la poesía están dadas la vuelta contra los valores más preciados. Hay términos como la tolerancia, la diversidad o el libre pensamiento que han dado origen a que ciertos temas -como el suicidio- sean vistos como humano, comprensible.
Pues si bien es cierto que hay una razón para aliviar un dolor, debemos también considerar que hay en esos momentos profunda depresión, tremendas crisis emocionales, distorsiones del pensamiento, falta de apoyo y de soporte, de fe.
Pero no podemos irnos contra el instinto de supervivencia, ni contra la misma civilización. El domingo 14 de junio del presente año, en un reportaje de prensa escrita acerca de la escritora Piedad Bonnett, se habla que “No hay nada que sea más humano que el suicidio”. La delincuencia, los secuestros, el terrorismo y demás males también son de la especie humana, pero no por ello debemos considerarlos como actos humanos, pues son inhumanos.
El suicidio es matarse a uno mismo, solo que no hay prisión por ello. En estas épocas tan difíciles, no podemos insertar nuevos valores, pues la gente que tiene estados melancólicos se va a dejar llevar por estos nuevos cuasi valores de “es que es humano el suicidio”.