Marcelino sueña con Nebot y Lourdes sueña con Cinthya, que momentos más “fundamentales” en la vida política de Pachakutik. Entregaron la Mascapaicha a lo más recalcitrante del neoliberalismo, ese que juraban derrotar Tránsito Amaguaña y Dolores Cacuango. El movimiento indígena vive pesadillas con los peores dirigentes de todos los tiempos; se observa el funesto final de una propuesta que nació de la lucha reivindicativa, no solo indígena, sino popular. Han ensayado con el MPD, los socialistas, los mestizos progresistas y los trasnochados pequeño-burgueses, pero no mismo dan una. Han generado la estampida de los oportunistas hacia otras opciones políticas; pero se sienten más cómodos con la ultraderecha.
Bases indígenas, reaccionen; solo analicen el comportamiento de sus “líderes” y sientan la necesidad de despertar del sueño que ha sido inducido por estos ambiciosos del poder. Tránsito: “Yo he viajado, he caminado por todos los lugares, pero jamás he negociado con la sangre de mis hermanos”.