Cada vez que juega la Tricolor la vida de los ecuatorianos cambia por completo, desde que rueda el balón todos los problemas dejan de existir, nos olvidamos de las preocupaciones y el único anhelo de cada uno de los ecuatorianos es festejar un triunfo de nuestra Selección, en ese momento no importa de qué religión o partido político somos; lo importante, lo fantástico y lo hermoso de ese momento es que todos somos un solo cuerpo, un solo corazón y que el único gran sueño que tiene es poder estar en Brasil 2014.