La sucesión del Castrismo

Durante los años 60, la lucha por los derechos civiles en EE.UU., la revolución cubana, la guerra de Vietnam, la gesta del Che Guevara, y otros hechos marcaron en nuestra generación una fuerte influencia, y así jóvenes de todas las vertientes ideológicas, integramos un Comité de solidaridad con Vietnam, considerando que la visión del socialista cristiano alemán, Rudy Dutschke, era un referente filosófico para la juventud, que creíamos a la revolución cubana, como una opción a los afanes de justicia social para los pueblos latinoamericanos, mas con el tiempo, una vez que muchos conocimos la isla, después de tantos años de revolución, no vimos el desarrollo y prosperidad esperados, por el contrario, privaciones y ausencia de derechos democráticos para las mayorías. Nos cuestionamos entonces si un proceso de ese tipo era la solución, incluso el socialista francés, Rene Dumont, en su libro se preguntó “Cuba ¿es socialista?” concluyendo que el embargo comercial de EE.UU. no podía ser pretexto para las carencias del pueblo, si pueden comerciar con el resto del mundo, además si se hace una revolución es para resolver problemas, no para responsabilizar al adversario, que lógicamente debía reaccionar, al haberle confiscado todas sus inversiones, declarándose enemigo, para entregarse al totalitarismo. Después de casi 60 años, nuestra generación ha visto que los resultados de la revolución cubana, no eran lo esperado, por tanto si el sucesor de los Castro conserva las mismas condiciones, del sistema leninista que fracasó históricamente, será otra frustración.  

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