Solidaridad ante el covid

En momento en que el covid está asolando a toda la humanidad, es necesario preguntarnos si los humanos somos capaces de ser solidarios entre sí. Los hospitales se llenan de pacientes; los profesionales de la salud ya no dan más; las funerarias y cementerios no se dan abasto para sepultar a los fallecidos; en el agro, los campesinos se esfuerzan día a día para que no falten alimentos en las ciudades; en el hogar, los maestros trabajan más de 10 horas diarias en favor de sus alumnos; policías y militares, bomberos y paramédicos, sacerdotes, monja y pastores, personal de aseo municipal, etc., se han convertido en ángeles guardianes de la sociedad.

Lamentablemente, la otra cara de la moneda también está muy cerca de nosotros. Todo pretexto es bueno para reunirse en masa burlando las medidas de seguridad impuestas: la graduación del fulano, el matrimonio de zutano y mengana, la tarde deportiva de perengano y sus amigos. Por supuesto, todos aquellos regresarán a sus casas luego del festejo, convirtiéndose en potenciales agentes de contagio.

Es un hecho que nos falta solidaridad frente al prójimo. Solidaridad como aquella que mostró hace más de dos mil años un hombre llamado Jesús, a quien crucificaron por enseñar sobre
el amor y el perdón.