Me ha producido indignación, rabia, impotencia, despecho, verle a un joven soldado desflecado, envuelto en sangre, hecho pedazos.
Que muera el soldado peleando, estoy de acuerdo: demostrando gallardía, honor, valor, heroicidad con la que fue formado en defensa de la heredad nacional:¡Bendita hora! ¡Bendito soldado! Pero ¿qué está sucediendo en la frontera con Colombia? No suena el clarín del guardia, sino el puñal por la espalda, del asesino, del victimario: ¡Miserables!, ¡Cobardes! ¿Qué quieren con esto se pregunta el pueblo? Que les dejen en su libertinaje para el juego del narcotráfico y por eso siembran terror y matan. ¿Y qué pasa con el Gobierno? ¿Dónde se ubica? Nunca más los radares de exploración en el Ecuador ha dicho el Presidente, ahí están las consecuencias. ¿Cuánto le costaba al Ecuador? Ni un centavo.
Por suerte que se acabó la Senain del nefasto correato y el más absurdo debilitamiento que infringió al interior de las Fuerzas Armadas. ¡Gloria a los soldados patrios!