“En tiempos de paz el soldado es despreciado y Dios es olvidado; en tiempos de guerra y necesidad, el soldado es respetado y Dios es amado.” Esta frase que se lee en algunas unidades militares cobra vigencia en la actualidad.
No hay que olvidar que en la década perdida se vejó a la institución militar como castigo por no alinearse con el “proyecto” político como lamentablemente sucede en otros países. En el nuestro no. Nuestras gloriosas Fuerzas Armadas se mantuvieron firmes en su misión y doctrina, enfrentando estoicamente los ataques del desgobierno anterior que pretendió -sin lograr- minar su ánimo y espíritu institucional al servicio del Estado. Largo sería enumerar las acciones y omisiones que se cometieron en claro abuso del poder. A manera de ejemplos cito el trato displicente a sus altos mandos con la temprana desvinculación del servicio activo, dejando a la Institución sin líderes en plena edad y capacidad de entregar su contingente con una preparación que le ha costado al pueblo ecuatoriano; la pretensión de propiciar una lucha intestina de tropa versus oficiales atentando contra el bien más preciado: la disciplina.
Sin embargo, lo que más afecta a todo su personal y entorno familiar es la perjudicial Ley de Fortalecimiento a los Regímenes Especiales de Seguridad Social de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional (R.O.S. 867 de 21 de octubre de 2016) que privó a los militares y policías, a los que hoy apela todo el pueblo y sus gobernantes, de las garantías que siempre tuvieron dadas las especiales características de su trabajo, hecho que hoy se evidencia cuando dignos miembros de la Armada Nacional han ofrendado sus vidas en el hábitat natural del soldado: la defensa de la patria. Y así seguirán en adelante, cumpliendo su sagrada obligación, desafiando el peligro, arriesgando sus vidas, dudando de su retorno al hogar, pero firmes en su misión: la defensa de la soberanía y el honor nacional. Urge la derogatoria de la citada infame Ley.
Ojalá que con el acertado cambio de Ministro de Defensa que es, además, presidente del Consejo Directivo del ISSFA, se logren restablecer los justos derechos sociales del personal militar y policial en servicio activo y pasivo, pues es obvio que el nuevo Ministro conoce a la Institución, su misión, su doctrina, su estructura, su cultura organizacional, sus necesidades.