¿Una sociedad de criminales?

Nos indignamos, con razón, cuando los delincuentes se apropian de los bienes de una familia, adquiridos con tanto esfuerzo. También cuando un traficante de tierras, amo y señor de "su" cooperativa, bajo amenazas extorsiona a los vecinos y exige dinero y servicios, para destinarlos a los usos que crea "convenientes".
Otros, sin embargo, usan el Gobierno para apoderarse de la propiedad ajena, y lamentablemente no son objeto de censura categórica, pues lo hacen bajo un velo de legalidad.
Ambos usan la amenaza de violencia física para apoderarse del fruto del trabajo ajeno: abiertamente, los delincuentes comunes; veladamente, aquellos que se apropian de lo ajeno desde el poder político.
Si votamos por ellos, y apoyamos con entusiasmo sus "políticas redistributivas", con la esperanza de beneficiarnos de las migajas que resultan de despojar injustamente al prójimo, ¿podemos concluir que somos una sociedad de criminales?