Si existiera vida confirmada en cualquier otro planeta, se darían cuenta al igual que nosotros, que el Ecuador necesita un rumbo, una dirección y un camino a seguir para traspasar los baches amargos en el que está sumido el país al que todos le promulgamos amor.
Los ecuatorianos tenemos una obligación de, sincerarnos para tomar decisiones correctas que estén encaminadas a echar las cuerdas que saquen del fondo del abismo al país, que seamos los ecuatorianos los actores protagónicos de enrumbar al Ecuador.
El calendario electoral, al igual que el calendario maya, fija fechas y procedimientos específicos, con la diferencia de que los mayas no cambiaron procesos previos a la llegada del sol o la veneración del calendario sagrado, aunque esa llegada del sol anunciara cambios que derivaron en caídas del Halach Uinic.
El panorama electoral calienta los motores de las organizaciones políticas, algunos han abandonado sus pretensiones y otros continúan colocando piedras en la construcción de sus anhelos políticos.
Seamos sinceros, honestos y responsables, el Ecuador necesita de gente buena, que piense por y para la gente, en que los ecuatorianos podamos ver una luz en el camino y que podamos gozar de la tranquilidad que tanto nos merecemos.
Sea de izquierda o de derecha, de los de arriba o de los que están abajo, todos debemos actuar con sinceridad, no podemos fallarle más a nuestro propio país, el territorio que es nuestra casa, donde crecen nuestros hijos y en el que nos acostamos noche a noche planificando un mejor mañana para nosotros mismos, nuestras familias, nuestra sociedad y que ese anhelo de un próspero país pueda llegar hasta donde los mismísimos mayas rendían culto, el sol.