El nuevo presidente debe ser un ser humano creyente en Dios, integro, con valores éticos y morales que le sirvan como pilar importante para dirigir una nación. Además de contar con un sin número de valores familiares forjados por sus padres, sus abuelos, su entorno familiar y sus maestros.
Que a lo largo de su vida tanto familiar, personal, estudiantil y profesional haya recorrido un camino formativo y constructivo, que no se ciegue por sus propios ideales. Un recorrido en el camino del bien.
Que se caracterice por ser: Un ciudadano luchador y libertador del yugo opresor. Un comunicador que con certeza logra descifrar las fortalezas y debilidades de su país. Un Pensador cuyo dogma sea el conocimiento y la inteligencia donde el mundo contemple la belleza y su admiración. Un Ingeniero constructor de las necesidades emergentes de una nación. Que el próximo presidente sea:
Un Maestro que imparta las nuevas ideas pedagógicas en las aulas de clase y que defienda los derechos de la educación. Un Doctor que diagnostique la enfermedad y encuentre su cura. Un Agricultor que produzca la tierra. Un Estadista que dirija el país de manera responsable. Un Transportista que conduzca con responsabilidad nuestra sociedad. Un Artesano que con sus manos construya nuestro Ecuador. Un Poeta con sus letras sean versos de grandes poesías. Un militar que en el fragor de la batalla se levante y salga airoso. Que, al ser elegido, escuche la voz del pueblo que clama: un cambio, una esperanza, un mañana para construir un país lleno de oportunidades.