A las 08:30 del 5 de febrero, al siguiente día de la consulta popular, mi esposo concurrirá al Complejo de la Judicatura a una audiencia preparatoria de juicio, por la denuncia presentada el 22 de marzo del 2017 en contra de Cedatos por la señora Rosana Alvarado, entonces vicepresidenta de la Asamblea Nacional, ahora ministra de Justicia y componente de la terna propuesta por el presidente Moreno para Vicepresidenta de la República, por supuesta falsificación y uso doloso de documento falso, según su propia declaración, “basada en información de redes sociales”, con documentos hackeados y adulterados.
Si bien el 13 de diciembre la señora Jueza, Dra. María Elena Lara, dictó el sobreseimiento a favor de Cedatos con su representante legal Ángel Polibio Córdova y los exculpó de todo cargo y delito, la Fiscal, Dra. Cecilia Garzón, en la indicada audiencia emitirá su dictamen en contra de mi esposo como persona natural. Nadie en el país y en el mundo entiende esta acción que aumenta el acoso y persecución. Sigue vigente la disposición de las sabatinas del anterior gobierno de acabar con Cedatos y la familia Córdova.
El pasado mayo envié una comunicación al presidente Moreno que no tuvo respuesta; y en julio entregué personalmente una carta para la señora Rocío de Moreno pidiéndole que como madre y esposa, comprenda la tragedia que vivimos. Me contestó a través de su secretaria indicándome que había trasladado mi carta al señor Eduardo Mangas. Allí quedó todo.
El expediente del caso pasa de 18 000 hojas, se entregaron metodologías, pruebas, pericias de expertos nacionales e internacionales, lo cual debió haber contribuido para el sobreseimiento. Como sigue vigente la orden de su presentación cada quince días a la Fiscalía, allí estará el jueves 1º; pero me pregunto: ¿Qué esperan ahora? ¿Acaso complementar el triunfo del 4 de febrero acabando con mi esposo el 5 de febrero?
Agradezco los miles de mensajes de solidaridad recibidos de los ecuatorianos y de muchos países del mundo, pero este apoyo nada importa a quienes siguen con las directrices del pasado y con el total desinterés del presente. Pese a mi quebrantada salud iré con mi esposo el 5 de febrero, pero ruego nos acompañen quienes nos manifestaron su solidaridad y quienes creen en nosotros.
Manifiesto al país que mientras Dios me de fuerzas, defenderé los derechos de mi esposo y de mis hijos, la mayoría ausentes, que han sido golpeados y ultrajados infamemente; así como los derechos de nuestros leales colaboradores. Que Dios ilumine al Ecuador y a quienes lo dirigen.