Soy un ecuatoriano octogenario, testigo del quehacer político del país desde Bonifaz, cuyo slogan de propaganda, usando nuestra tradicional “chispa quiteña”, era: ¡Viva Bonifaz, a la M… los demás!… quien, lamentando nuestra histórica inconsistencia en el campo de la política, al ahora llegar a la Presidencia de la República me viene a la mente que en uso de una sólida y vertical personalidad usted podría enrumbar al Ecuador por senderos positivos, para lo que tendrá de recurrir a la esencia de los conceptos de armonía, diálogo, orden, honestidad y alto sentido de tolerancia democrática… que lo llevarían al pódium merecedor del oro político.
Termine usted, señor Presidente electo, la negativa confrontación que lleva al rechazo popular y, gánese el respeto de todo el pueblo ecuatoriano.