Como el fútbol es el deporte más generalizado en nuestro medio y, a propósito de la contratación del entrenador de la selección, me afloran varias inquietudes. Reconozco que Hernán Darío Gómez fue quien hizo realidad el sueño de llegar a un mundial por primera vez (2004) Sobre la pertinencia o no de su relación con miras al Mundial Qatar 2022, prefiero no opinar, que lo hagan eruditos en el tema. Debo recordar que, por información de EL COMERCIO, la mayoría de los consultados sobre este tema no comparte la decisión tomada por la Federación Ecuatoriana de Fútbol.
Lo que me preocupa es que se incorpora, con su “equipo propio de trabajo”. Acá existen eficientes preparadores físicos, así como instructores de goleros. No sería la ocasión para que alguno de los jóvenes técnicos sean parte del equipo. Segunda inquietud, ¿ y las formativas? Con semejante sueldo, para nuestro medio, muy poco trabajo. Lo que Gómez ganará en un año, un médico lo haría en 40 años, y, un profesor en el doble de ese tiempo, es decir 80 años.
Los futuros integrantes de la selección deben tener un especial perfil. Técnico, físico e intelectual. Ha fallado la inteligencia emocional, hay que trabajar desde ya en ese campo. Queremos jugadores humildes pero no menos dignos, que defiendan a su patria con honor. Tienen 4 años los aspirantes a seleccionados para hacer méritos, para aprender a cantar el Himno como lo hacen los que aman el Ecuador, no a medias y masticando goma.