Se dice que una persona no tiene sangre en la cara cuando está involucrada directa o indirectamente en un embrollo y no tiene vergüenza de evadir la responsabilidad que le corresponde; eso está sucediendo con nuestro canciller que con ‘cara de yo no fui’ se presenta en los escenarios ambulantes de la revolución cantando a dúo con Rafael, festejado por seguidores a sueldo luego del escándalo de la narcovalija. Para encontrar una solución a su favor y eludir la responsabilidad coadyuvante tan de moda en este Gobierno se entrevistó con el Fiscal a puerta cerrada, seguramente para encontrar chivos expiatorios. Si tuviera sangre en la cara ya hubiera presentado la renuncia para que su amigo Presidente lo vuelva a reciclar ubicándole en algún puesto importante, lógicamente cuidando de no entregarle una embajada, porque podría suceder que no sea considerado en el exterior como representante del Ecuador sino de una narcorevolución exportadora de narcovalijas.