San Rafael, una comunidad que floreció en los sesenta como el sitio preferido de descanso de quiteños y que hizo para el Gobierno de Sangolquí la zona predial más exclusiva. Hoy, después de 40 años, el tráfico pesado normado en Quito, ahoga a los pequeños carros de sus residentes, los 5 puentes casi centenarios que cruzan la población y los dos cantones no han sido ensanchados para dar paso a las inmensas colas que se forman durante el día, más el de la autopista que por su excesivo uso está a punto de colapsar. Es responsabilidad de los alcaldes de Sangolquí y Quito y del Prefecto, dar soluciones inmediatas, horas y vías de circulación del tráfico pesado, dispersar el tráfico por la av. González Suárez, ensanchando esta vía a raíz del puente 9 en la autopista y haciendo un distribuidor en la bocatoma. No es justo que los residentes sufran la desidia de autoridades.