De conformidad con la Resolución 11 acordada por el Comex en días pasados, en realidad son 2 955 las subpartidas arancelarias a las cuales se aplican sobretasas arancelarias que van del 5% al 45% y no 2 800 como se recoge en muchos medios de información.
Si consideramos que el universo de bienes, de conformidad con el arancel de importación vigente, se clasifica en aproximadamente 7 490 subpartidas, un 40% ha sido objeto de una sobretasa. Sin duda, en estos 15 meses de aplicación producirá múltiples efectos, la mayoría de los cuales no serán precisamente a favor del crecimiento y desarrollo. Peor aún, no están encuadrados en los propósitos que, según el Gobierno, están detrás del cambio de la “matriz productiva”. Si este es el objetivo presente y futuro del Gobierno, nunca debieron incluirse en este listado materias primas que se importan justamente para producir otros bienes.
De allí que es incomprensible que el 25% del ámbito de productos comprendidos en la Resolución 11 sean materias primas, las cuales incluso en el 2014 registraron 983 millones de dólares de importación, una cifra menor a lo importado en el 2013: USD 1 130 millones. Lo que necesita el país es importar más estos bienes, que generan empleo y contribuyen a una mayor producción de bienes y servicios.
Similar comentario corre para lo que son bienes de capital, cuyo valor de importación también se redujo en el 2014. Sobre estos dos tipos de bienes solamente reflexionemos en que nadie los importa para tenerlos embodegados, lo traen para producir y eso es riqueza, eso es crecimiento y desarrollo.
Finalmente, si la medida adoptada era indispensable, lo lógico hubiese sido empezar por los bienes de consumo, especialmente por aquellos considerados suntuarios y/o prescindibles, con lo cual el impacto hubiese sido mucho menos negativo que el que se viene. El perdedor será el consumidor y los ganadores serán los informales, el acaparamiento y la especulación.