Al saludo se lo define como la pronunciación de palabras o realización de gestos de cortesía.
Al encontrar a una persona o al despedirse de ella es, en definitiva, un signo de educación y muestra de respeto. Según los orígenes de los pueblos pueden interpretarse y ser de distinta manera: de tipo afectivo (entre familiares y amigos) y el necesario (cuando se visita un lugar desconocido y tenemos que saludar a quienes encontramos).
La costumbre está algo deteriorada y tiende a desaparecer, debido a la formación que tienen los niños y jóvenes en los hogares, y la poca atención que dan ciertos planteles al tema urbanidad, convivencia y valores.
Recordemos siempre que no saludar es un acto de mala educación y que mascullar el saludo es casi tan malo como no hacerlo. Si al saludar da la mano, hágalo con ánimo y una sonrisa franca. Jamás la niegue, pues este gesto es la esencia de la educación.