El presidente Correa ha señalado que el fracaso en la reducción de las cuotas de producción de la OPEP busca perjudicar a Venezuela, Rusia, Irán y Ecuador. Si realmente se piensa que esa organización actúa así, pues no cabe duda que el país debería salir inmediatamente de ese grupo.
En realidad, el punto es que el Ecuador no ha recibido ningún beneficio por ser parte de la OPEP en este segundo capítulo de su participación, ya que en 1992 habíamos abandonado la OPEP por primera vez, justamente por las mismas razones de hoy. Reconociendo que al ser el más pequeño de los productores del grupo no tenemos ninguna importancia en la organización.
Si la explicación para volver a la OPEP fue geopolítica, hoy se comprueba que fue un grave error, pues ninguno de los socios de la OPEP nos ha sido útil para esos fines. Ni siquiera hemos conseguido financiamiento de alguno de ellos y el único país miembro con el que nuestras relaciones políticas son importantes es Venezuela con el que ya somos socios en otros grupos y no necesitábamos a la OPEP para eso.
Finalmente, cabe reflexionar que la afiliación a ese cartel implica una serie de costos para el Ecuador. Solo la reafiliación costó 5,7 millones de dólares en 2007, y en los años siguientes se ha tenido que gastar en mantener una representación, cuotas, viajes de funcionarios y, sobre todo, regirse a cuotas de producción.
Todo esto representa solo un gasto, para una economía que requiere hoy más que nunca más ingresos y menos gastos. Ojalá la decisión de salida se tome ya por el beneficio del Ecuador.