El pasado 21 de noviembre fuimos al norte del país. Sabíamos que el viernes 20 había empezado la romería a El Quinche; sin embargo, por vías alternas -como la de Tabacundo- continuamos al norte. Ningún control policial nos notificó de lo que vendría luego al regresar: las vías cerradas sin ninguna alternativa. A las 19:00 desde Otavalo hacia el sur se clausuraron todas las vías. Al preguntar a la Policía qué hacer, indicaron que las vías se abrirían a las 5 a.m. del siguiente día, y que comparten nuestra indignación pero que son órdenes superiores. Aparentemente, los superiores, no entienden que existen personas que pueden tener reservaciones de avión, conexiones de vuelos, emergencias. No se puede bloquear todos los caminos. De Otavalo a Quito existe una vía alterna, la Selva Alegre, pero también está bloqueada. ¿Por qué no facilitar, en vez de obstruir, indicar por dónde llegar a Quito? Para eso deben estar las autoridades. ¿Acaso existe desgobierno, inutilidad? Las vías al norte, a Ibarra y Tulcán, aún no están terminadas. Existen cinco o más tramos por concluirse. Lastimosamente si aquellos personajes electos utilizan helicópteros o aviones ejecutivos no pueden percatarse de las deficiencias de las vías. El único adelanto evidente son hacia el aeropuerto, pero como digo su acceso el fin de semana del 21 fue bloqueado.
¡Nuestro subdesarrollo no solo es físico sino mental!