Revolución debería ser sinónimo de cambio para mejorar las condiciones económicas, de salud, de educación, de alimentación, de vivienda de las clases menos favorecidas de la sociedad; pero ahora por culpa de estos que se auto titulan “revolucionarios”, el pueblo venezolano anda mendigando por las calles de Latinoamérica. Así es, por las calles y parques de Quito, Guayaquil, Bogotá, Lima, Santiago de Chile y muchas otras ciudades fácilmente se encuentra ciudadanos venezolanos pidiendo limosna para poder comer, padeciendo frío, sin un techo, sin una cama, sin atención médica; esos ciudadanos de la nación con las mayores riquezas naturales del mundo, por culpa de esa pseudo revolución sufren y pasan todo tipo de penurias en diferentes países.
La mayoría de ellos ha tenido que abandonar su patria ya que allí a más de la escasez y carestía de los alimentos no tienen una apropiada provisión de los servicios básicos como agua potable y electricidad a lo que se suma que no tienen las elementales condiciones de seguridad por lo cual en muchos casos han tenido que salir para salvar la vida.
Muchos de estos ciudadanos, dignos de una mejor suerte por haber nacido en ese país tan rico y por ser herederos de ilustrísimos prohombres como Simón Bolívar, Antonio José de Sucre y muchos héroes más, a los que les debemos nuestra independencia, abandonan su patria con lo mínimo indispensable y muchas veces sin nada, y se lanzan a la aventura de tratar de vivir o sobrevivir en condiciones que no son adecuados para el desarrollo y crecimiento de sus hijos y sus familias.
Por estas reflexiones me permito hacer un llamado al presidente Moreno, al Canciller y a todo este Gobierno para que las presiones sean más firmes, efectivas y continuas contra el desgobierno de Maduro y de toda esa pandilla que se apropió del gobierno venezolano. No se trata de intromisión en asuntos internos de una nación, sino que por culpa de la corrupción, inseguridad, escasez y pésimas condiciones de vida que imperan en Venezuela, todos los países vecinos estamos profundamente afectados. Envíenle a Maduro, a Padrino López, a la ONU, a la OEA, etc., vídeos e imágenes del sufrimiento y de la mendicidad de ese pueblo venezolano.