Las populares fábulas de Samaniego incluyen moralejas que hablan de retroceso en vez de avance. Encontramos la fábula de los cangrejos, que deciden cambiar su forma de caminar pero solo de boca para afuera, queriendo así que los cangrejos jóvenes hagan lo que los crustáceos viejos dicen, pero no hacen. Al ver a los mayores que contradicen su prédica, los artrópodos mozalbetes hacen como que van para adelante pero siguen yendo para atrás.
Hemos caído en un sistema político totalmente oximorónico e invertido, que hace exactamente lo contrario de lo que publicita, en las más cínicas campañas de lavado de cerebro y desinformación que la historia registre. Dice el maestro, en Mateo 12, que una nación, familia o pueblo divididos van camino a su acabóse.
Pero el Gobierno pretende implantar la lucha de clases dividiendo a un pueblo esencialmente mestizo en razas y etnias, lo cual constituye desde la perspectiva del sueño de Luther King un retroceso, pues no es el color, ni la clase, ni la cultura, lo que muestra la grandeza humana sino las ideas. Vivimos así en Retrópolis, donde se habla de avance con pantallas de humo pero solo se da no un paso atrás, sino muchos retrocesos en toda dirección, como hace el cangrejo.