Me llama mucho la atención una carta enviada a este Diario, defendiendo la gestión del actual Alcalde de Rumiñahui, en relación con el examen que está realizando la Contraloría respecto a la remodelación del mercado de Sangolquí. En la carta se confunden varios aspectos, así por ejemplo se cree -equivocadamente- que quien realiza obra pública, por ese solo hecho está exento de responder por sus actuaciones ante los organismos de control.
Se cree también que una determinación de responsabilidades por parte de técnicos de Contraloría es producto de personas que “expelen odio”, “amargura”, “envidia”. No comparto de ninguna manera estos equívocos y felicito la labor de la Contraloría no únicamente en este caso, sino en todas aquellas instancias de gobierno que manejan fondos públicos.
Esta es la única manera en que los ciudadanos podemos apreciar la otra cara de la moneda del trabajo de nuestros mandatarios. Ojalá otros organismos como el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social examinaran las dudosas actuaciones del servidor, dentro del proceso de designación de Registrador de la Propiedad de ese cantón.