El señor Fernando Ortega afirma que la ausencia de la figura paterna tiene efectos psicológicos sobre el niño y cita varios estudios para corroborarlo. ¡Por supuesto que debe ser así! Incluso me atrevería a decir que igual cosa -o tal vez peor- debe causar la ausencia de la figura materna. Jamás he dicho que la ausencia de la madre o del padre carece de importancia. Por el contrario, lo ideal sería que cada niño tuviera un hogar conformado por una madre y un padre. Lastimosamente, aquello ocurre cada vez menos. Esa es una realidad triste que debemos reconocer y, como sociedad, contribuir a remediar. Un hogar con dos madres o dos padres; un hogar con una madre, un tío y varios medio hermanos; un hogar con una abuela y un padre; cualquiera de estas familias atípicas es mejor a no tener familia. Lo importante es que los niños se sientan amados y cobijados en ella.