Hace décadas que el Ecuador ha entrado a la resiliencia frente a la adversidad de sus gobernantes. El país despierta cada día con nuevos acontecimientos extraordinarios que le dejarían a cualquier país en vías de desarrollo congelados sin saber qué hacer.
La nación se levanta junto con sus instituciones a pesar de que sus gobernantes y funcionarios de alto rango sean cada vez más irresponsables con sus subalternos y gobernados.
El Estado ecuatoriano es uno de los más sólidos de América Latina hasta ahora, después de décadas de gobiernos socialistas del siglo 21 en la región, eso lo ha confirmado en las últimas décadas con los gobiernos improvisados y demagogos. Como lo demuestran sus instituciones, débiles pero erguidas, y su pueblo sigue trabajando, produciendo y labrando sus campos…
Como vemos, el país y su gente cada día se llena de resiliencia para sacar a flote su patria, lo que encontramos es que los gobiernos que son productos de partidos políticos, funcionarios puestos a dedo llamados delegados de la sociedad civil son los que están enfermos de ambiciones, egoísmos y de anti -patriotismo y, como tal, anti -civismo.
La sociedad organizada y los políticos deben curarse por lo sano y hacer un examen de conciencia y empezar a sanar sus bajas pasiones por el poder y, entrar en una etapa de sanación moral por el bien de sus hijos y las futuras generaciones.
El Ecuador es un país de abundancia. Son los gobiernos los que comen de lo que produce el pueblo y es lo que tienen que entender para no seguir haciendo daño al Estado y su institucionalidad.
Que unos pocos organizados digan lo que hay que hacer con las instituciones que están débiles porque los gobiernos les han metido la mano, no significa que el país se tenga que enfermar y caer en un socavón, al contrario el Gobierno y la sociedad organizada la que tiene que mirar al pueblo como ha logrado pasar de un estado pasivo a un estado de resiliencia. Y aprender del pueblo.