En el editorial de EL COMERCIO de título ‘Gobernar tras la consulta’, publicado el 12 de mayo se hacen afirmaciones que merecen ser aclaradas:
1. Según el Código de la Democracia, los votos blancos y nulos no son votos válidos.
Igualmente clara es la Constitución de la República al establecer una diferencia expresa entre mayoría de votos válidos –para referéndum de enmienda constitucional- y mayoría de sufragantes –únicamente para revocatoria del mandato del Presidente-.
Por lo tanto, insistir en sumarlos al No refleja una deliberada intencionalidad política del periódico que crea confusión en los lectores. Las razones por las cuales un grupo de ciudadanos optó por votar blanco o nulo son diversas e inciertas y nadie tiene el derecho a manipular el sufragio de los ciudadanos, dándole un sentido distinto al manifestado por el elector. En consecuencia, hacer hipótesis sin base real provoca desorientación y desinformación.
2. El respaldo popular en votos que obtuvo el Presidente en elecciones anteriores no es comparable con el resultado del sábado. Por ello la proposición “El Gobierno debería evaluarlo” es tendenciosa. En las elecciones generales del 2009 el presidente obtuvo el 51,99% de votos, sin embargo, no se puede establecer una analogía –si metodológicamente se busca ser preciso- ya que la naturaleza del sufragio es absolutamente distinta.
En el 2009 se votó a favor del Presidente mientras que el 7 de mayo pasado se lo hizo sobre reformas legales impulsadas por la ciudadanía y planteadas desde el Ejecutivo, en que los electores podían votar afirmativa o negativamente por cada una de las preguntas.
3. Si bien falta por escrutar un 7% del padrón ya se puede hablar de una indiscutible tendencia, en donde el Sí triunfa en las 10 preguntas con más de 6 puntos porcentuales promedio. Si bien es cierto el Ejecutivo propuso la consulta y la victoria en contundente, la ganancia es del pueblo ecuatoriano. El derecho a expresarse en las urnas es un ejercicio que nutre y fortalece la democracia. Aunque se debe reconocer que el triunfo también significa confianza en un Presidente que ha demostrado a lo largo de estos cuatro años una gestión eficiente en la aplicación de políticas públicas encaminadas a mejorar la vida de los ecuatorianos. Por ello conserva una popularidad del 65% en un país donde la inestabilidad política y las travesuras de la partidocracia ocasionaron revueltas populares cuyo desenlace fue la caída de tres presidentes en poco más de una década.
4. Vistos los argumentos aquí expuestos, me permito discrepar explícitamente con las aseveraciones difundidas en su editorial, el cual refleja, sin dudas, una orientación y proselitismo propios de una oposición que se ha mantenido activa en los medios de comunicación. En uso de los derechos constitucionales que nos asisten a todos los ciudadanos exigimos la publicación de esta réplica.
NOTA DE LA DIRECCIÓN
Rechazamos, por inaceptables, las apreciaciones del Secretario de Comunicación en el sentido de que nuestro Editorial provoca desorientación y desinformación, o que refleja orientación y proselitismo propios de la oposición. Actualmente hay un intenso debate sobre lo que deben considerarse votos válidos, y sigue flotando la pregunta de si los votos nulos expresan o no la voluntad del sufragante.