Cuando los de la nefasta década podrida pasada pretendieron pasar un cambio para gravar a la plusvalía, los ecuatorianos en su inmensa mayoría se opusieron y no prosperó tan desfachatada idea; hoy, aprovechando esta pandemia, en el seno legislativo nace camuflado un proyecto de gravar con el dos por ciento a los bienes inmuebles de los ecuatorianos.
No cabe duda que esta idea proviene de algún borrego alza manos o del mismísimo ya condenado a 8 años de prisión. Legisladores prestos a gravar lo adquirido y logrado durante una vida; pero, sin autoridad moral para ejercitar liderazgo y que ni siquiera aceptan rebajar sus jugosas dietas en beneficio de un país en crisis. Ellos son los que con renovados bríos pretenden meter la mano en los bolsillos de los ecuatorianos y con aparecer en pantallas “en línea” creen que pueden convencer de la “bondad” de ese proyecto.