Con especial satisfacción he leído el artículo “La reforma esperada” (EL COMERCIO, viernes-17-enero-2014), del conspicuo columnista doctor Enrique Ayala Mora. Expresa que la presencia actual del papa Francisco en la Iglesia es una evidente bendición.
Luego del largo predominio de posturas reaccionarias, “este hombre quiere recobrar la misión profundamente humana de la Iglesia”. Acertado y justo reconocimiento al jesuita sudamericano, ejemplar seguidor de Cristo.
Destaca su sencillez, espontaneidad, sinceridad, sentido del humor, simplicidad, autenticidad. Los cambios y la renovación anunciados e iniciados, le hacen reconocer: “¡Este es un buen Papa. No cabe duda!”.- Por eso, una atinada observación del doctor Ayala Mora, sin duda es, por el ejemplo de Francisco, “una necesaria y mayor capacidad de acción de los episcopados nacionales”.