Es posible inferir escalas que miden el éxito de las sociedades a partir de índices como la expectativa de vida, mortalidad infantil, violencia, corrupción, embarazo juvenil y frecuencia de abortos.
En el 2009, Tomas Rees y Greg Paul, trabajando independiente, llegaron a la conclusión de que existe una correlación negativa entre la salud y éxito de una sociedad y su religiosidad. A esto se añaden estudios más recientes (ej. Immerzeel y Tubergen, 2013, European Sociological Review; Nigel, 2013, Cross Cultural Research).
Aunque el Sr. Jorge Almeida, en carta a EL COMERCIO (26 de mayo 2015), parecería estar en desacuerdo con mi argumento; afirma sin embargo que la prosperidad económica no se relaciona con las creencias religiosas; sosteniendo el mensaje central de mi argumento: no es necesaria la religión para la salud y éxito de las sociedades. Si Rees y Paul están en lo cierto, la visita del Papa es síntoma de que aún estamos lejos de la prosperidad.