El temor, la ansiedad y el estrés están diezmando a la humanidad. El miedo a perder el empleo o los bienes materiales, a los problemas económicos, a la enfermedad, a la muerte y a la violencia que impera en el mundo agobian las atribuladas neuronas de los moradores de este planeta.
Las enfermedades psicosomáticas son cada vez más frecuentes. Los medicamentos tranquilizantes, ansiolíticos, hipnóticos y antidepresivos, junto con las drogas que deprimen el sistema nervioso central tienen un consumo que se incrementa cada día en forma alarmante.
La paz es un regalo espiritual que nos dejó Jesucristo cuando partió a las alturas celestiales. Es una paz que sobrepasa todo entendimiento humano. Nos exhorta a no estar afanosos ni preocupados por el alimento, por la ropa, ni por lo que sucederá el día de mañana.
Su paz no es tan solo la ausencia de guerra sino una virtud que pone sosiego y tranquilidad en el corazón de aquellos que confían en Dios.