Fernando Daniel Andrade Ortiz
Definitivamente, la vida política del país no está exenta de que sus pinceladas trasciendan sus ámbitos de acción. Todo, parecería tener la lógica del aleteo de la mariposa; cuyo delicado vaivén puede generar grandes tempestades. Tal vez grandes mentes se escudan, a la vez que se ponen al frente de un pizarrón, dentro un búnker llamado aula de clases; fortaleza protegida por un claustro irónicamente transparente. Lo más penoso es que a nadie sobrecoge el hecho que un centro de estudios se vuelva eso, un refugio; en vez de ser motor del debate científico, técnico y social, con la altura que esta discusión merece. ¿Dónde está la crítica fundamentada en rigurosos parámetros científicos?, aquella que es tan analizada por los intelectuales, pero que no siempre ve la luz del día para la propuesta social y científica. Hoy aquellas delicadas urnas deben convertirse en faros de la memoria nacional, y no apagar su luz en la más tenebrosa de las estanterías de una poco concurrida biblioteca. Jóvenes del país, ¿y si un día investigamos más?, ¿hay algo que temer?