Empecemos definiendo perverso: adjetivo que se aplica a la persona que obra con maldad o que hace daño con sus acciones, sentimientos o instintos de manera voluntaria y que disfruta con ello.
Lo de arma perversa fue el primer pensamiento que se me vino a la mente luego de varios días de reflexión al ver tanto odio y agravio en las redes, que se han convertido en un ring despiadado, sin pudor y sin respeto a la dignidad del otro.
Es necesario medir las palabras y darle valor al silencio, se debe bajar el nivel de agresividad al que se ha llegado.
Las nuevas tecnologías de información y comunicación han contribuido positivamente a la inmediatez de la noticia frente a los acontecimientos.
Son innumerables las situaciones en que las redes sociales se han activado de manera positiva en el Ecuador. Esto se evidenció en el trágico terremoto del 16 abril en que respondieron con extraordinaria solidaridad.
Desgraciadamente son más las ocasiones en que las redes sociales son utilizadas para agraviar el honor de las personas, su reputación, que es muchas veces el único capital de las personas.
No se trata de un accesorio de moda, forma parte de quienes somos en lo social y en lo profesional, es nuestra identidad pública y personal.
El mal uso de las redes ha llevado a la sociedad a niveles de conflictividad nunca antes vistos. Se han convertido en un espacio para expresar odio, mentiras y calumnias, donde los que ofenden esconden la cara y se escudan en el anonimato, suplantan la identidad de otras personas creando perfiles falsos ¡qué cobardía!
Lo lamentable es que el manejo de las redes sociales difamadoras son un negocio lucrativo y una forma de vida, ¿vivimos entonces en el ocaso de los valores humanos? Depende de nosotros tomar el rumbo correcto de la sociedad. ¿Qué principios de ética estamos enseñando a las futuras generaciones?
Las nuevas libertades sirven para nuevas expresiones pero deben ser asumidas con responsabilidad y respeto por el otro. Lamentablemente, las redes irrumpen sin contextualizar la información, sin consentimiento de la persona y sin compasión.
En Ecuador aún no existe legislación informática sobre las redes sociales, hasta tanto nos tocará a cada uno de nosotros defender la dignidad y honra de nuestras familias, amigos y cercanos. Es necesario ser solidarios en esta lucha descarnada donde el relativismo e indiferencia no nos pueden superar.