Veo que el Gobierno empieza a ofrecer recompensas por información que permita capturar delincuentes. Pero después de 4 años de libre ingreso de mafias rusas, pakistaníes, mexicanas y colombianas, del afianzamiento de otras formas de delitos, como sicariato y secuestro exprés, de una política de protección al delincuente y del desarme de la sociedad civil, hay poco optimismo por la efectividad de la medida.
El mismo Presidente pidió a los ciudadanos en una de sus cadenas, “que se dejen robar”. Estimo muy bajos los valores de esas recompensas (de USD 5 a 10 000); tomando en cuenta la devaluación, equivale a lo que se ofrecía en el Oeste de los USA en 1880 por un ladrón de caballos, considerado allá el más ínfimo de los rateros.
¿Qué efecto tendrá tal recompensa si la gente ha perdido el coraje al punto de dejarse robar valores mayores por sacapintas mucho menos peligrosos que los buscados? Se debería aumentar sustancialmente el valor de las recompensas, para que, si los informantes son asesinados, al menos puedan dejar algo a sus familias.