Una tarea importante y muy trascendente, es el saneamiento de las finanzas públicas, porque si bien es verdad se pueden incrementar sus ingresos con la creación de impuestos o aumento de los vigentes o también con la contratación de nuevos créditos, no hay que olvidar que lo más sano es un recorte “racional” de los gastos y no solo a nivel del Gobierno Central, sino de todo el sector público.
En tratándose de más créditos, hay que recordar que el nivel del actual endeudamiento superaría no solo el 40% establecido constitucionalmente, sino inclusive el 60%, lo que le vuelve al presupuesto del Estado, virtualmente inmanejable.
En el caso del aumento de la tarifa del IVA, del 12 al 15%, conforme lo recomendara el Fondo Monetario, tiene el enorme defecto de tratarse de una carga impositiva de carácter “proporcional”, cuando lo ideal es que los tributos sean, por regla general, “progresivos” con el objeto de que recaigan principalmente en los estratos económicos de mayores ingresos.
En materia tributaria queda, por diferencia, buscar la manera de combatir la evasión e inclusive reducir las exenciones establecidas por diferentes leyes, lo cual ameritaría mayor control por parte del SRI y la tramitación de las reformas necesarias en el impuesto a la renta que pagan las personas naturales y jurídicas; y, en las transferencias de bienes y servicios.
Y cuál es la única dependencia que puede poner orden en los campos señalados, solo el Ministerio de Economía y Finanzas, pues las transferencias a todos los ministerios, están sujetas a la aprobación de tal portafolio, inclusive las de los municipios, consejos provinciales, juntas parroquiales y organismos descentralizados; a más de las que les corresponde a la Asamblea Nacional; el Consejo de la Judicatura; empresas públicas; universidades y politécnicas; e inclusive el IESS porque sus presupuestos están financiados, total o parcialmente, con recursos del Estado.