El privilegio de la ciencia es que puede contradecirse a sí misma. La religión no, porque se basa en la palabra infalible de un dios. La ciencia es progreso porque en esencia es la búsqueda constante de la verdad basada en evidencia y en la estimación del error humano. La religión es estasis porque en esencia es la defensa de dogmas sin evidencia más que la voluntad de creer, es decir la fe. La ciencia promueve debate y la descalificación de teorías en favor de nuevos horizontes se recompensa con admiración y reconocimiento. La religión demanda sumisión a la autoridad y castiga a aquellos que cuestionan sus credos. La razón y la fe se oponen, son posturas irreconciliables. El razonamiento profundo de la existencia del universo y la evolución de nuestra conciencia dejan una probabilidad pequeña para dios. Saber que somos una frágil y pasajera chispa de conciencia en un universo frío y hostil nos hace sensibles y humildes. Es esto lo que necesitamos saber para sobrevivir como hermanos.