Raúl Guarderas Guarderas

Deseo expresar mi agradecimiento a diario EL COMERCIO por la publicación dedicada el domingo pasado en su sección cultural a mi primo hermano Raúl Guarderas Guarderas. Como indica el periodista, Raúl fue un hombre que vivió de una manera austera para entregarse al arte, a la literatura, al chiste fino, quizá fue uno de los últimos chullas quiteños, inolvidable siempre su broma, sus conocimientos de historia, sus botas vaqueras y también cuando nos reunía a los primos y sobrinos más jóvenes para contarnos lo que hacía él y sus contemporáneos en la plaza de toros Belmonte, plaza que perteneció a mi abuelo Abel Guarderas y que fue el centro del disfrute sano de Quito. Recuerdo todavía la manera en que recitaba de memoria prosas, poemas sin necesidad de correcciones ni rectificaciones; comentábamos en familia sobre la exquisita memoria del primo Raúl. Quién hubiese pensado que él con tan buena memoria iba a padecer la terrible enfermedad de alzheimer, contradicciones de la vida que no tienen todavía explicación; además Raúl edificó una familia ejemplar que seguro continuará con sus obras y actitudes. Si bien es cierto que Raúl (el chagra) falleció físicamente, sus recuerdos, sus obras y tantas cosas perdurarán por siempre. Conozco que con otro familiar elaboró la única historia completa de la plaza de toros Belmonte pero lamentablemente hasta el día de hoy no existe quien auspicie esta publicación histórico-cultural.

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