El patetismo conmociona. Cuando vi la película titulada la “Pasión de Cristo” dirigida por Mel Gibson, me conmocionaron muchas cosas, una de estas fue el rostro, por decir lo menos, espectral de quienes alzaban la palabra, embestidos en sus lujosas togas para acusar a Jesús.
Había que librarse de este hombre a cualquier precio, a toda costa y se infamaba, maldecía todo cuanto podía haber hecho de bien el Nazareno. Ellos manejaban el dogma, ellos eran los llamados a alentar la venida de un Salvador para Israel, pero por dentro estaban consumidos, su vida ante ellos mismos pesaba mucho, por el engaño, por el pecado, las riquezas, que era natural, hasta humano diría, el que se rasgaran las vestiduras. Así debo decir que me suena justo la protesta de monseñor Antonio Arregui Yarza, contra el Dr. Enrique Ayala Mora, educado en la Universidad Católica, hoy hinchado defensor de una causa de corrupción contra los curas pedófilos. ¿Qué se pretende defender o qué se pretende atacar? Es la iglesia católica, hay que caerle con todo, hay que mancharla, molesta el camino de redención de miles y miles de personas diarias, entre ellos alguien que ha defendido el historiador Ayala, Monseñor Proaño, que marcó un compromiso liberador. Alejandro Labaka que ofrendó su vida por seres a quien nunca de verdad, el poder defendió. El que esté libre de pecado y concupiscencia que lance la primera piedra. Yo levanto las manos con mis puños cerrados por el ex – Obispo de Guayaquil y su legítima protesta.