Desafortunadamente, en Quito siempre ha habido quienes por ignorancia, envidia o cálculos politiqueros se han opuesto a las obras importantes de la ciudad. Aún recuerdo cuando se opusieron a la construcción de los Túneles de San Juan, alarmando con supuestos riesgos de hundimiento (que jamás ocurrieron). Y así podría seguir una larga lista… Afortunadamente, en todos esos casos, la gran mayoría de quiteños entendimos que solo eran un puñado de alarmistas a quienes no les convenía el desarrollo de la ciudad. Esas obras avanzaron y hoy Quito no sería lo que es, sin ellas.
Ahora nuevamente está pasando lo mismo; con la diferencia que lo hacen de manera concertada (hasta en las Redes Sociales) pretendiendo así confundirnos. Prefieren escribir artículos y alarmar con argumentos falsos, que les generan “visibilidad politiquera”, pero no son capaces de aportar al diálogo efectuado por una entidad seria como el Colegio de Arquitectos, que hubiera sido lo lógico si realmente les importaría la ciudad. Oponerse por oponerse; palo porque bogas, palo porque no bogas.
Señor Alcalde, ya dio demasiadas muestras de apertura al diálogo. No permita que los intereses mezquinos y los cálculos politiqueros de unos pocos, afecten a los verdaderos quiteños. Continúe y termine la Solución Guayasamín, más aún que ésta obra no se pagara con presupuesto del Municipio, sino sólo con el peaje futuro de los usuarios que así lo queramos; y los que no quieran, tienen otras opciones gratis de acceso a la ciudad. Y empiece sin demora el QuitoCable, que por fin beneficiará a una población tradicionalmente excluida. Al igual que en los ejemplos iniciales, luego de unos pocos años, superadas las envidias y el calor electorero, todos los quiteños –sin excepción- se lo agradeceremos.