Hace un par de años, se cambió el control del tránsito en el Distrito Metropolitano de Quito. Pero parece que los funcionarios asignados al control del tráfico no recibieron el entrenamiento adecuado o no comprendieron la gestión que deben realizar, para ayudar en el ordenamiento del tráfico en las intersecciones de alto flujo de vehículos y transeúntes.
Actualmente, su más notoria intervención es uso de sus estridentes pitos para llamar la atención de quienes transitan, para obligar a los conductores a irrespetar las señales de los semáforos y a los transeúntes el paso peatonal, causando un caos innecesario.
Estos funcionarios deben comprender que su intervención debe ser para facilitar el tránsito y el paso de personas. La intervención en contra de las señales de los semáforos y del uso de los pasos peatonales solo se justifica en casos de emergencia.
De otro modo, si hay un flujo adecuado del movimiento vehicular y de peatonal, lo necesario sería que vigilen el cumplimiento y el respeto a las luces de los semáforos y los pasos peatonales.