Quito es una ciudad apolínea, dónde puedes apreciar la magnitud de su entorno, el cacumen de las personas es evidente, las personas son afables, me encanta esa característica auténtica de las personas. A cada segundo se observa la premura del transitar por las calles, cada persona mira su reloj, está pendiente de todas las actividades a realizarse con constante apuro. El clima es impredecible al atisbar al firmamento, denotas su vasto cielo que se conjuga con el con el avanzar de las nubes. La perenne historia que se halla en cada parte de la ciudad es decir, forma parte del ser de cada uno. Quito es una ciudad ideal para vivir, puesto que se encuentran los íconos de la educación superior.
El tiempo ahora parece efímero, es admirable el transcurrir de cada segundo, que incluso se pierde la noción de tiempo.
La capital acoge a muchas personas que provienen de distintos lugares. Regidos por su perpetua circunspección, te transmiten la alegoría inherente de las personas.