No es el nombre de un concurso, es la forma de hacer dinero rápido en nuestro país, claro que para esto debe reunir ciertos requisitos: insultar a cualquier ciudadano sin importar raza, sexo, edad, religión, profesión y utilizar los epítetos que su lúcida mente le pueda dar: bestias salvajes, momias cocteleras, caretucos, gordas horrorosas, sicarios de tinta, vendepatrias; para esto debe usar los medios de difusión que antes pertenecían a pelucones, caretucos y hoy están a su entera disposición, pero la cosa no es tan sencilla, además debe contar con los servicios de jueces intimidados y, lo más importante, pedir millonarias indemnizaciones a personas con pensamientos diferentes y en este caso, la justicia sí debe ser rápida y eficiente. Una vez completados estos pasos, se debe pensar en el bienestar de la familia, enviar estos dólares fuera del país y ordenar a súbditos que este dinero sea exonerado de cualquier impuesto posible, pues lo difícil que resulta ganárselo no permite descuento alguno. Si esta historia le resulta conocida no es pura coincidencia, nos están intimidando, quitándonos nuestros derechos básicos. Cuidado, no jueguen con el pueblo, quien vientos siembra cosecha tempestades; el dinero mal habido el diablo se lo lleva.