Nuestro ex alcalde Paco Moncayo inició la construcción del nuevo aeropuerto de Quito, por lo cual le somos gratos, pero resulta incomprensible que no haya logrado ni siquiera iniciar la construcción de vías de acceso adecuadas. No hay pretexto ni excusa que valga. Las vías debían estar listas hace rato. Si diferentes actores políticos o si el actual Gobierno efectivamente le puso trabas debía levantar la voz, protestar y por último convocar a los quiteños para juntos protestar, reclamar por nuestros derechos y evitar esta humillante situación.
Muchos quiteños por medio de diferentes medios llamaron la atención a su administración porque era evidente que no se tomaban decisiones ni avanzaba con obra alguna. Hoy las personas responsables se justifican diciendo que existieron trabas pero es demasiado tarde. Debieron haber protestado y actuado de manera frontal y firme mucho antes y hubieran contado con el apoyo de los quiteños que deseamos lo mejor para nuestra ciudad. La actual administración tampoco está libre de pecado porque debió trabajar coordinadamente con la administración saliente dejando a un lado intereses políticos para acelerar las licitaciones y la construcción de por lo menos una vía de acceso antes de la próxima inauguración del nuevo aeropuerto.
Debemos preguntarnos por qué hay quiteños que se prestaron por diversas razones para trabar y lograr retrasar la construcción del aeropuerto, así como la construcción de nuevas vías de acceso. Quito ha caído en su conjunto en una suerte de letargo cívico que debe terminar. Hoy los quiteños estamos quedando en ridículo al tener un nuevo aeropuerto sin vías adecuadas de acceso gracias a las trabas generadas por políticos, la complicidad de quiteños que se encargaron de dificultar el proceso y la falta de acción decidida y frontal del alcalde Moncayo.