Es frecuente escuchar al final de un diálogo: ¡Ojalá! (término árabe que significa “si ALÁ quisiera”). Quien lo exclama nos deja entender que concluyó su intervención y que, con lo dicho –se infiere-, cree haber contribuido a “solucionar” alguna inquietud o problema.
¡Como el que más, respeto esta creencia o costumbre!
No obstante, me permito develar una inquietud: me da la impresión de que quien exclama esto, se está excluyendo de la “arena” en donde diariamente uno se bate con sus problemas y les busca soluciones, a la espera de que sean otros quienes lo hagan.
Trasladando este comportamiento -que entraña comodidad- al momento que el país atraviesa, si no nos involucramos en acciones concretas, se nos va la oportunidad de hacer respetar la voluntad popular expresada en las urnas.
Más tarde, no habrá lugar para el arrepentimiento.
En las cruciales horas que vivimos, imbuyámonos de sinceridad, amor propio, patriotismo y actuemos. Nosotros somos los hacedores de las cosas, luchemos por conquistar nuestros ideales. ¡Sigamos adelante!