Prudencia y serenidad
“Tanto va el cántaro al agua que al fin se rompe”, reza este viejo adagio que se invoca cada vez que se produce alguna necedad o imprudencia por parte de quien, o quienes, asumen una responsabilidad, sobre todo en el ambiente político, como es el caso del señor presidente Constitucional de la República, economista Rafael Correa, que viene gobernando al Ecuador por más de un período, y aunque es digno reconocer las acertadas gestiones realizadas por este Gobierno, sin embargo, estas se empañan cada vez que el Mandatario actúa con ligereza e imprudencia, atacando a sus opositores sin medir las consecuencias, perdiendo su serenidad y altura de ser el ciudadano ejemplar en todos sus actos, y para ello están precisamente sus asesores, su inteligencia, su capacidad, su experiencia, cuanto más que con todo el derecho que le asiste, hoy se encuentra aspirando su reelección con la esperanza de continuar mereciendo el respaldo de sus partidarios, que posiblemente se mantendrán fieles a su conducta, pero que también muchos se abstendrán de continuar apoyándole en vista de su intemperancia y descortesía cada vez que interviene en público, sobre todo en las apariciones sabatinas, faltando al respeto a muchas damas y muchos caballeros que le escuchan. Ojalá que esta Navidad y el nuevo año le traigan un poco de reflexión y serenidad para bien de todos.