Protesto porque se dé cabida en el sagrado suelo de nuestro Ecuador al representante de una teocracia islámica fundamentalista, como es el Gobierno de Irán, verdugos de su propio pueblo, especialmente de sus mujeres y personas que según ellos merecen las peores torturas o la muerte.
Protesto porque se reciba a su representante como a un personaje “amigo”, cuando sabemos que nos están utilizando, para tratar de aparecer como un Gobierno que tiene “aliados”, frente al aislamiento cada vez mayor en que se encuentran, por más que suficientes motivos. Protesto por los tales “acuerdos” con los actuales gobernantes de Irán, que solamente nos malquistan con nuestros verdaderos socios comerciales y/o culturales.
Protesto por los cientos de miles (¿o millones?) que se habrán gastado en recibir a esos sátrapas y sus séquitos, mientras en primeras páginas de nuestra prensa podemos ver y leer sobre el lamentable estado del Hospital Baca Ortiz, del pésimo y mal equipado estado de otros hospitales y los mal llamados centros de salud, de las escuelitas en soletas, sin maestros y estos mal pagados o sin seguridad en su trabajo, etc.
Protesto, y no lo digo finalmente, porque se haya convertido al manejo de las relaciones exteriores del Ecuador en una sarta de errores y contradictoria con la digna y definida política exterior que desde hace mucho tiempo ha tenido el Ecuador, que nos ha hecho respetables, a pesar de nuestro poco peso geopolítico. ¿O se cree que con la actual política exterior nos vamos a ver inflados de prestigio, influencia internacional, o que ahora también somos “potencia”? Ya se pueden oír los “pobrecitos”, al referirse al actual manejo de la política internacional del Ecuador.
Ya basta de convertirnos en monosabios de circo.