Cuando hace algunos años se lanzó la propuesta ITT muchos ecuatorianos mostramos nuestro escepticismo; pues no resulta lógico que, un país poco serio, en lo político, tengan eco en países en donde sí se valoran las normas. La propuesta en sí nació como algo innovador; pero allí su debilidad, pues para que cuaje era necesario mostrar continuidad y seriedad en el proyecto. En medio camino a la comisión que estaba trabajando se la desarticuló. Se intentó superar este tema, con nuevos integrantes, pero esto, al parecer, no ha convencido a los países industrializados, quienes no entienden la imposición, sino la seriedad y consistencia de lo propuesto.
Es más que seguro que, asistiremos a la ejecución del Plan B, es decir la explotación del petróleo en el Yasuní. Muchos ecologistas se sentirán defraudados, pero era lo esperado. Si en caso se da, debemos vigilar que la explotación y destino de los recursos se manejen con cuidado, mostrando que es posible el desarrollo, con respecto al ambiente.