Ante la cacería de brujas contra los ‘especuladores’ las autoridades ajustan los precios de los mayoristas pero no se dan cuenta de que estos estrangulan a los productores. Esta es una cadena donde cada intermediario saca provecho duplicando y triplicando el precio, mientras el productor vive endeudado porque no le alcanza para comprar los carísimos insumos. Al principio bajaron los precios de los fungicidas, abonos y urea, hoy todo está más caro. Este mes la producción de naranjas (la mejor del mundo para mí) es la más alta del año y una cadena se da el lujo de importar naranjas chilenas y tiene el cinismo de poner en sus fundas: preferimos lo nuestro o hecho en Ecuador.
¿Dónde está la lógica? ¿Qué hace el Ministerio de Comercio o de Agricultura? Espero que estas supermedidas no destruyan el aparato productivo para terminar como Venezuela, importando hasta papel higiénico.