¡Proceso repugnante!

Cuando personas sin bandería política votamos por la nueva Constitución y, por ende, por el Quinto Poder, lo hicimos convencidos que con esto se iba a terminar la partidocracia y la corrupción; pero el tiempo nos ha demostrado que todo continúa igual: la misma picardía con diferentes actores. Basta mirar el denigrante concurso para elegir al Fiscal, para observar el triste espectáculo que ofrece el Consejo de Participación Ciudadana, carente de autonomía y de una solvencia moral que refleje la pulcritud de sus actos, que le encomienda la Carta Magna.
Si algo de vergüenza democrática les queda deberían declarar nulo este proceso viciado de intromisiones indebidas abiertas y soterradas, y convocar a un nuevo concurso con participación de un delegado de la Organización de Naciones Unidas. Un Fiscal debe tener una hoja de vida intachable, libre de sospechas, ajeno a la manipulación de las autoridades del poder, con una versación jurídica amplia y profunda y que sea un crisol de solvencia moral. De no ser así, en el Ecuador se podría establecer el sicariato judicial. Que Dios nos tenga de la mano.

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