No queremos siquiera dudar de su deseo de corregir los errores de su gobierno y de las circunstancias que, indiscutiblemente, extreman la tolerancia y el entendimiento del por qué aún Usted no toma las decisiones y correctivos sobre la forma equivocada, agresiva e injustificable de personajes que le rodean y están causando lesionar el espíritu democrático de los ecuatorianos y, peor, se suman los pronunciamientos ya intolerables por los sentimientos que anidan en sus mentes. Me refiero a las voces de la señora Vicepresidenta sobre la repugnable situación de Venezuela; y de la señora Canciller en la misma línea en la defensa de los gobiernos dictatoriales y criminales de las hermanas Venezuela, Nicaragua y Cuba.
¿Cómo entender que la Sra. Espinosa ante la situación total delicada de la frontera norte haya extendido mayor preferencia a sus intereses completamente personales y criticables como sus viajes permanentes a promocionar su candidatura para la dirección de la ONU? Señor Presidente, Usted debe por mandato dirigir y ordenar la política internacional. Sobre sus hombros recaerá las responsabilidades al no obrar acorde a la voluntad del pueblo. No debemos olvidar que nos encontraremos próximos a una nueva desventura para nuestro país con tal absurda precandidatura al organismo de las Naciones Unidas. El año pasado promovieron al Sr. Mera como embajador ante los EE.UU. para luego de esperar hasta el cansancio el beneplácito del Estado designado que jamás se dio y que por lógica nunca lo aprobarían; hoy nos encontramos en el sendero de una nueva y vergonzosa desdicha por errada astucia de la Sra. Espinosa que se identifica contra el imperialismo, que junto a sus esposo el señor Mangas de tan nefasta recordación para Usted Señor Presidente. Recordar la intervención de nuestra Canciller, hace muy poco, en la celebración en Nicaragua abrazando y felicitando al déspota de Ortega y calificándolo de ejemplo de libertad, etc., etc.